La había visto tantas veces en películas, cuadros y libros que era inevitable no crear en el imaginario un retrato propio de la famosa ciudad de los rascacielos, la que nunca duerme, y a la que también llaman la gran manzana.
La había visto tantas veces en películas, cuadros y libros que era inevitable no crear en el imaginario un retrato propio de la famosa ciudad de los rascacielos, la que nunca duerme, y a la que también llaman la gran manzana.