Todo viaje empieza por la maleta

Ese dulce traqueteo que suena al rozar contra el asfalto lo conozco bien. Nada más oírlo, sentimientos de alegría -por el momento-, ilusión -por la aventura- e incertidumbre -por lo que vendrá- se atrincheran en mi estómago, un ejército de sensaciones con sabor a viaje que mi cuerpo canaliza en forma de escalofrío. Sí, conozco bien ese sonido. El suave desliz de las ruedas  hacen que me transporte al destino que me espera y embarque antes de tiempo, a través de mi imaginación, una maleta llena de mucha ropa de «por si acaso», pero siempre reservando un gran hueco para guardar todas las experiencias vividas durante el viaje.

DSC_0435En esta ocasión el destino es Carcassonne, una pequeña ciudad situada al sur de Francia, cuyo atractivo más conocido es la ciudad medieval – la cité- que corona la región. Una vez empiezas a cruzar el puente viejo vislumbrando la muralla al fondo, es inevitable pensar en cómo sería la vida de aquellas personas que siglos atrás caminaban por el mismo puente dirigiéndose a su ciudad fortificada. Si bien es cierto que las tiendas de souvenirs y restaurantes ubicados en el interior de la muralla no acaban de conjuntar con la magia histórica del lugar, la fragancia a antiguo permanece y su principal esencia es el castillo condal, construido en el siglo XII por los Trencavel, vizcondes de Carcassonne.

DSC_0761Además de la cité y la Bastida de St.Louis, con sus casas señoriales, el pórtico de entrada de los Jacobinos y la plaza Carnot -en la que, por cierto, no hay ningún banco para sentarse y calmar el cansancio del turista- otra visita obligada es el Canal du Midi. Este estrecho marítimo, de unos 240 km de longitud, fue construido por Pierre-Paul Riquet en el siglo XVII para unir el Atlántico con el Mediterráneo y se caracteriza por la belleza del paisaje que lo envuelve, así como las esclusas que permiten navegar por sus distintos niveles.

DSC_0806Una buena forma de acabar la visita a la ciudad es paseando por la orilla del río Aude, respirando   hondo para llenar los pulmones de ese aire que ha saneado la naturaleza del entorno y dejándote llevar por la suave melodía del agua que fluye tranquila y veloz al mismo tiempo, pero siempre viva.

Al regresar de nuevo a casa la maleta se resiste. Después de un viaje su vida queda en ámbar y tan sólo puede esperar a que una nueva aventura conecte la luz verde que le permitirá reemprender su misión. El ronroneo del roce de sus ruedas la va durmiendo lentamente y en el último bostezo se entreoye: «Todo viaje empieza por la maleta… Hasta la próxima viajero».

7 comentarios en “Todo viaje empieza por la maleta

    • Gracias «la tiradora de hilos»! Espero que estos primeros aperitivos abran paso a pequeños grandes platos en los que nunca puede faltar el principal ingrediente: las vivencias por contar 🙂

      Me gusta

    • Gracias «pasajeros del mundo»! Cuando uno va con los ojos bien abiertos la magia surge sola 🙂 Sin duda vendrán muchos prometedores viajes que llenarán este blog de las fragancias que albergue mi fiel compañera maleta.

      Me gusta

Replica a palabrascocinadas Cancelar la respuesta