Cierra los ojos y piensa en alguna cosa que te gustaría que existiera. Ahora vuélvelos a abrir y responde a la siguiente pregunta: ¿cuánto tiempo crees que tardará en hacerse real? Seguramente mucho menos de lo que nos pensamos. Esta es una de las reflexiones que me planteé después de ver la exposición «99 dissenys per viure» del Museu del Disseny de Barcelona, una visita obligada no sólo para los amantes del diseño, sino también para todos aquellos que disfruten contemplando proyectos inspiradores.

Tal y como su propio nombre indica, casi un centenar de diseños agrupados en 6 categorías -diseño para proteger, diseño y accesibilidad, diseño para educar, diseño y sostenibilidad,  diseño para conectar y diseño para curar- demuestran en esta exposición temporal cómo el ingenio humano se supera para innovar y mejorar así nuestro día a día. Este es el caso, por ejemplo, del «fetus care«, un kit para mujeres embarazadas que permite saber en un sólo click el estado de salud tanto de la madre como del bebé.  ¿Y qué decir de los ciclistas que en ocasiones se han llevado más de un toque de claxon de los coches? Pronto se acabaría con la «seil bag«, una mochila que muestra en su dorso, mediante leds, las maniobras que va a llevar a cabo el ciclista.

Me llamaron especialmente la atención aquellos que introducen el juego en su mecanismo. ¿Un ejemplo? El «Playpump«, una rueda instalada en patios de colegios de Sur África que bombea agua mientras los niños juegan. Y es esta rueda, en verdad, la que podría emplearse como metáfora de quiénes somos. En ella están los roles bidireccionales de los creadores, que dan a luz nuevas ideas para cubrir necesidades, y los «utilsentistas», que dan uso y sentido al proyecto creado. Ambos se dan impulso en la misma rueda, y mientras ésta gira y gira, pasa el juego en el que todos participamos de un modo u otro. «Vida», dicen que se llama. ¿Lo conoces?