Los últimos rayos de sol de aquella fría tarde de otoño caían sobre ella. Era una más entre las muchas hojas que cubrían el asfalto, sin embargo, la única acompañada de este escrito que por título llevaba «Busco árbol». Decía lo siguiente:
Busco árbol que me haga bailar con el viento y me ayude a acariciar el cielo. Que me mezca con su suave vaivén y me adormezca bajo las estrellas.
Busco árbol que me proteja desde las alturas creando la ilusión fugaz de que somos invencibles.
Busco árbol que me de la compañía que en la soledad tanto he anhelado. Que me haga crecer con puntos suspensivos sin acabar en un punto final.
Busco árbol sin tiempo alguno que me haga vivir en el sueño de una eterna primavera.
Todavía hoy nadie sabe si encontró al árbol que tanto buscaba. Lo que sí sabe todo el mundo es que en una tarde fría de otoño, cuando el sol estaba cayendo, alguien descubrió una carta que acompañaba a una indefensa hoja. Decía lo siguiente.
Genial!!! Fantástico!!! Para cuando el próximo??? 😉
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Muchas gracias, Pilar! Me alegro de que te haya gustado 🙂 El próximo…cuando los ingredientes estén listos 😛
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