Hoy va por esos corazones perdidos en cafés remotos que un día, por aquellas coincidencias del destino a las que llamamos casualidad, se encuentran.
Se miran y saben que todo sería más bonito si compartieran espacio en una misma taza, difícil también en algunas ocasiones, pero valdría la pena en cualquier caso. Un día por fin se deciden a hacerlo. El resultado son dos corazones y un café que ahora ya no es tan amargo.
Hoy va por ti. Por hacer que la vida cada día sepa un poco mejor. Más dulce y menos amarga, como ese café que hoy ha viajado hasta estas líneas.
Hola querida cocinera de palabras,
Antes de nada, gracias por este texto tan fabuloso y fantástico, la verdad es que la vida en un café ¡tiene de todo!
Momentos dulces en los que cae azúcar y se funde en el brebaje restando importancia a cualquier otro aspecto que no sea ese momento.
No se pueden olvidar los movimientos de cuchara rápidos y divertidos, lentos e inquietantes que te llevan de un sitio a otro sin rumbo establecido. También hay sabores amargos, cuando notas que en algunas partes del café aun no ha llegado suficiente azúcar y solo esperas un movimiento de cuchara que te transporte a otro rincón. Finalmente, no puede faltar la espuma, que nos permite dibujar y expresar todos nuestros más profundos pensamientos.
Definitivamente, ¡la vida es un café! y en nuestras manos está definir su carácter: cortado, expreso, largo, americano…
¡Encantado de compartir taza y vida contigo!
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Muchas gracias a ti por este fabuloso comentario, no hay mejor descripcion de la vida compartida en manos de un café ❤
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