Eran las 6:45h y apenas hacía 30 minutos que había sonado el despertador. Con el sueño todavía pisándonos los talones, bajamos al hall del hotel y ahí estaba sentado, muy puntualmente, el guía que nos iba acompañar en nuestra excursión de un día a Ayutthaya. Visitar esta ciudad histórica, ubicada a poco más de 80km de Bangkok, estaba en nuestros planes prácticamente desde el primer momento que decidimos viajar a Tailandia. Se trata de la antigua capital del reino de Siam y su Parque Histórico, que es donde se concentran los yacimientos arqueológicos que han sobrevivido hasta nuestros días, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.

Wat Chaiwattanaram, ubicado a orillas del río Chao Phraya
Aunque siempre tratamos de huir de tours organizados, después de valorar diferentes opciones, vimos que en este caso era lo más óptimo –y también lo más saludable para un día caluroso como el que se presentaba–: en una excursión de un día, íbamos a poder visitar los principales templos de Ayutthaya y un detalle muy importante: todos los trayectos los íbamos a poder hacer en una furgoneta con aire acondicionado. El destino acabó de sumar la conjunción perfecta haciendo que fuéramos un grupo muy reducido –en total 6 personas y todas catalanas– y, sobre todo, dándonos la oportunidad de pasar el día con Siri, el mejor guía que he conocido hasta el momento.

Siri fue el guía que nos acompañó durante nuestra excursión a Ayutthaya
Perfectamente vestido con camisa blanca y pantalones azul marino, con un paraguas a juego para protegerse del sol, Siri era un pozo de sabiduría sin fondo y un “instagramer” en potencia. En cada templo, además de ofrecerse a hacer de fotógrafo personal, nos daba consejos para captar instantáneas desde el mejor ángulo y, de esta forma, en palabras de Siri, “huir de las fotos típicas del turista”. De su mano pudimos ver el Wat Lokaya Sutharam, un Buda blanco reclinado de 42 metros de largo; el Wat Phra Sri Sanphet, el templo más sagrado ubicado en el viejo palacio real; el Wat Mahathat, famoso por la cabeza de Buda que se encuentra en las raíces del árbol Bodhi; el Wat Ratchaburana, que contenía una gran colección de imágenes de Buda y artículos de oro, gran parte de las cuales se encuentran en el museo nacional Chao Sam Phraya; y, por último, el Wat Chaiwattanaram, ubicado a orillas del río Chao Phraya. Durante la excursión también pudimos probar la famosa “coconut water”, a pesar de que, todo hay que decirlo, a ninguna persona del grupo nos convenció demasiado.

Wat Mahathat, famoso por la cabeza de Buda que se encuentra en las raíces del árbol Bodhi
A media tarde ya estábamos de vuelta a Bangkok, con horas de luz todavía por delante para perderse por algún rincón de la ciudad. En nuestro caso, el plan era irse a dormir pronto, ya que tocaba partir muy temprano hacia el norte del país: Chiang Rai. Y, aunque hasta el momento todo iba sobre ruedas, nuestra sonrisa permanente de viajeros felices corrió serios riesgos de desaparecer cuando, al día siguiente, dentro de un taxi rumbo al aeropuerto de Bangkok, nos dimos cuenta de que el taxista no tenía la más mínima idea de cómo llegar hasta él.
No conozco Tailandia pero de tu mano y con tu pluma has conseguido que disfrute de un lugar tan exótico e interesante. 😉
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Muchas gracias, Salvador!! 😊
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