Inspira. Coge aire. Se sumerge y empieza a contar. Uno, dos, tres, con el número cuatro nota cómo le pasa una ola por encima. Burbujas, más olas y por fin llega al cinco. Apenas le queda aire para seguir contando, exhala el seis mientras sale a la superficie, abre los ojos y respira. Estos dos últimos pasos los hace al mismo tiempo.
Se empieza a dejar arrastrar hasta la orilla. Tierra de nuevo, suave y fina, justo como le gusta, y continúa con la cuenta. Al siete le toca hacerse con una bolsa y sólo le quedarán tres pasos. En ella pone un poco de arena -ocho-, captura el silbar de la brisa -nueve- y añade su porción de mar -diez-.