Antes de ir a Tailandia, nos habíamos informado de lo que debíamos tener en cuenta si queríamos coger un taxi. Encabezaba el «Top 10» comprobar que tuvieran taxímetro y asegurarse de que lo pusieran al iniciar el trayecto. También nos habían hablado de la aplicación Grab – la versión tailandesa de lo que aquí conocemos como Uber o Cabify- y, de hecho, se convirtió en nuestra principal aliada para desplazarnos por las diferentes ciudades a las que fuimos. Pero, si te dijeran que te puedes encontrar a un taxista que no sabe llegar a un aeropuerto, ¿te lo creerías? Nosotros habríamos dicho que no, de no ser porque un día cualquiera de julio, camino hacia el aeropuerto Suvarnabhumi de Bangkok, pudimos comprobar en primera persona que sí era posible.
Autor: Palabras Cocinadas
Descubriendo Tailandia: Ayutthaya
Eran las 6:45h y apenas hacía 30 minutos que había sonado el despertador. Con el sueño todavía pisándonos los talones, bajamos al hall del hotel y ahí estaba sentado, muy puntualmente, el guía que nos iba acompañar en nuestra excursión de un día a Ayutthaya. Visitar esta ciudad histórica, ubicada a poco más de 80km de Bangkok, estaba en nuestros planes prácticamente desde el primer momento que decidimos viajar a Tailandia. Se trata de la antigua capital del reino de Siam y su Parque Histórico, que es donde se concentran los yacimientos arqueológicos que han sobrevivido hasta nuestros días, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.
Descubriendo Tailandia: Bangkok
El olor a comida en cada rincón que acentúa tu sentido del olfato a límites desconocidos. El ir y venir de coches que se toman los semáforos como si fueran simples estatuas decorativas a las que no hay que hacer caso. Vida, mucha vida, en las calles, junto a alguna rata y alguna cucaracha –menos de las esperadas– que hace más emocionante el paseo. Y, como no, el sinfín de tuk tuks que tratan de encontrar el mejor postor. Estas son algunas de las primeras imágenes que recuerdo del viaje que acababa de empezar. Imágenes que vinieron justo después de ver –importante mencionarlo– cómo se balanceaba un inquietante muñeco con forma de pollo en la parte trasera de un taxi, el mismo taxi que nos tenía que llevar hasta el hotel.
Cumplir años
Cumplir años siempre es sinónimo de echar una mirada hacia atrás y hacia adelante; de ver el conjunto de circunstancias y casualidades que te han hecho ser como eres en ese mismo instante; de lanzarte a diseñar nuevos proyectos que te harán un poco más sabio y mejor persona.
Destapando la caja mágica de la ciudad que nunca duerme
La había visto tantas veces en películas, cuadros y libros que era inevitable no crear en el imaginario un retrato propio de la famosa ciudad de los rascacielos, la que nunca duerme, y a la que también llaman la gran manzana.
El pintor del cielo
De todos los oficios conocidos, aquel era el menos común, y también el más exclusivo. Modestamente se definía como artista, aunque por todos era sabido que aquella palabra era demasiada pequeña para tal cargo.
Photoshop de recuerdos
Muchas veces los mejores planes surgen de la casualidad. De una serie de casualidades que te llevan a un lugar. De un lugar que te hace improvisar. Y de una improvisación que, paradójicamente, rompe con el sentido estricto que define un plan. Así nació la idea de ir a ver el musical de Silvia Navarro y Ernest Fuster «Invisible«, que ha sido dirigido por Alicia Serrat y producido por Toni Luque y está celebrando sus últimas funciones en el Eixample Teatre de Barcelona.
Crónica de una carrera
Lo veo a lo lejos y empiezo a correr. No es que le haya echado de menos ni que sienta una necesidad impetuosa de estar con él, pero, aún así, debo hacerlo. Sólo sucede una vez al día, a la misma hora, y no se puede dejar escapar. Su figura cada vez está más definida, y su contorno, aunque marcado por el paso de los años, refleja a la perfección los destellos del sol.
Dos corazones y un café
Hoy va por esos corazones perdidos en cafés remotos que un día, por aquellas coincidencias del destino a las que llamamos casualidad, se encuentran.
El tiempo en la llama
El tiempo consumía la llama al ritmo de las agujas del reloj. En cada resquicio de luz se reflejaban los deseos que dejaba escapar, los propósitos que no se hicieron realidad, los besos que no pudo dar y las historias que quedaron por contar.